02 julio 2006

Deslocalización

Cuando se habla de globalización no se puede dejar pasar por alto un fenómeno que mucha gente relaciona casi instantáneamente a éste: la deslocalización. Últimamente es imposible leer un periódico, económico o no, sin que aparezcan varios artículos sobre empresas que abandonan sus localizaciones a favor de otras. Y esto se debe a la libertad de movimiento de personas y capitales.

Se trata de un proceso que realizan las empresas que supone el posicionamiento de sus procesos productivos (total o parcialmente) en otros países en los que esperan obtener una mayor rentabilidad dadas las condiciones favorables existentes. Los motivos por los que la empresa suele optar por esta opción son principalmente económicos: menores niveles salariales de los países de destino, beneficios en forma de menores cargas fiscales, legislaciones laborales más laxas, peores condiciones de vida de los trabajadores que les harán reducir el absentismo, menores precios del suelo y/o los locales ofrecidos por los países para animar a las empresas a emplazarse allí y así obtener algunos nuevos puestos de trabajo y mejorar la situación cercana a estas industrias, proximidad a las materias primas lo que supondría una disminución en los costes de transporte... Que una empresa elija este camino, condiciona a la competencia, creando un efecto dominó: si una empresa se deslocaliza, sus competidores probablemente deban realizar la misma acción si quieren seguir siendo competitivos en el mercado.

Sin embargo, si casi todas las ventajas competitivas del nuevo emplazamiento son vía costes, habría que tener en cuenta que al introducir los bienes producidos en la UE éstos soportarían una serie de gravámenes (impuestos, cuotas, contingentes) que disminuirían la eficacia de la política de deslocalización. Por ello, una práctica muy utilizada es la de producir de forma separada las partes del producto en el extranjero y luego proceder al ensamblado de las piezas en el interior de la UE para evitar dichas trabas.

Las ventajas competitivas se pueden obtener vía calidad o vía precios. Dado que lo que cobra una persona en Europa son 5 euros, y lo que se paga por el mismo trabajo en China son 80 céntimos, parece lógico pensar que los europeos hemos perdido el tren de la vía precios para aquellos trabajos intensivos en mano de obra. Por ello, deberemos especializarnos en actividades intensivas en conocimientos, productos de mayor calidad o diseño.

Habría que matizar, por si no está clara, la diferencia entre deslocalización e internacionalización: mientras en la primera la empresa modifica su localización, la segunda se refiere a la apertura de la empresa a los mercados internacionales como estrategia de expansión y forma de aumentar la cartera de clientes.

Desde el punto de vista de la empresa basada en procesos productivos, la deslocalización me parece una tendencia natural. Las empresas tienen derecho a competir con todos los medios que estén a su alcance, y esta forma se aparece como una magnífica oportunidad.

Ahora la deslocalización nos parece un fenómeno negativo que aumenta el paro en nuestro país, y que nos hace perder industrias. Sin embargo, no hay que olvidar que nos quejamos de la deslocalización cuando hubo un día que nos beneficiamos de ella, cuando empresas alemanas o estadounidenses se afincaron aquí.

3 Comentarios:

Blogger Unknown dijo...

Bien

3.7.06  
Anonymous Anónimo dijo...

Hola! soy Paula, estudiante de 2º de turismo y he encontrado en google tu blog y me ha servido muchísimo en cuanto a información. he puesto tu web en mi bibliografía y me gustaría poner tu nombre, pero no consta el apellido. nada más, si me lo dijeras te lo agradecería! (sino no pasa nada!)

saludos y encantada,

19.10.06  
Blogger Unknown dijo...

Bueno

8.12.18  

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