21 marzo 2007

New 7 wonders


Acabo de recibir un email instándome a participar en la elección de las nuevas 7 maravillas del mundo, cosa que ya había hecho, pero que me ha dado pie a pensar de nuevo en este gran fenómeno de la Globalización, y en la importancia de internet. Este es solo otra prueba irrefutable, otro de esos mil ejemplos que a diario muestran la importancia de internet, de su difusión y su uso.


Intentaré empezar por el principio: se van a elegir las nuevas maravillas del mundo, cuyo sistema de elección es el voto popular que puede ser ejercido mediante una llamada de teléfono o un sencillísimo formulario vía on-line. Digamos que por lo general, la gente no gastará dinero realizando una llamada internacional (la página incluye el gracioso comentario de: "asegurate de tener el permiso de la persona que paga la factura"), y que por tanto, el sistema mayoritario será vía internet. Siendo así, con las votaciones, no sólo se está midiendo las preferencias de cada uno, sino también la cantidad de personas con acceso real a internet en cada país. Si bien (obviamente) no todos los países del mundo están representados, parece lógico pensar que cada persona incluirá entre sus votos el monumento perteneciente a su propio país. Así que, si todos los norteamericanos votan por la Estatua de la Libertad parece ser que este monumento tiene ya como base todas las papeletas para estar entre las finalistas. Sin embargo, no se encuentra entre las más votadas, lo cual podría significar una falta de información, dado el carácter patriótico generalizado de esta nación... Pero dejando a un lado la estatua de Eiffel, a lo que me refería es que con esta votación, en principio inocente, se está decidiendo los flujos de muchísimo dinero, la de todos aquellos turistas que se desplazarán por el mundo para visitar las nuevas maravillas.

Ganar esta votación supone una campaña publicitaria sin precedentes, supone entrar a formar parte de una lista atemporal que calificaría nuestro país como poseedor de una de esas maravillas que no hay que morirse sin visitar.




Por ello, ahora insto yo también a que todo el mundo apoye la candidatura española, la Alhambra, por ser un monumento precioso en un emplazamiento excepcional. Y si alguno considera que este complejo musulmán no es para tanto y que prefiere excluirlo de su votación, que se plantee de qué van a vivir sus hijos en la España del sector terciario si seguimos ofertando solo "sol y playa".
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